Desde que Gutenberg inventó la imprenta, los amantes de narrar y escribir versos han tenido entre sus máximas aspiraciones llevar sus obras al papel, un objetivo bastante ambicioso que muchos no han logrado alcanzar.
Desde que Gutenberg inventó la imprenta, los amantes de narrar y escribir versos han tenido entre sus máximas aspiraciones llevar sus obras al papel, un objetivo bastante ambicioso que muchos no han logrado alcanzar.