A Teyita se le perdió el mundo, las cosas andan buscándola.
Toñito
Toñito, a sus escasos seis años, tenía amor por la naturaleza. Se andaba por los parques, platicaba con las plantas y animalitos, soñaba llegar a la cima del árbol más alto y robusto del mundo, para contemplar lo que imaginaba verde intenso vivo de seres felices. Un día, cuando su sangre no pudo darle más años, llegó hasta su lecho un colibrí para rescatar su aliento fresco.