Navegando en Internet me encontré un interesante artículo en El Salmón Contracorriente acerca de las ventajas del software libre en la administración pública. Estas ventajas parten de las recomendaciones del Observatorio Nacional del Software de fuentes abiertas (Cenatic) y el Ministerio de Administraciones Públicas de España, y fueron recopiladas por los periodistas Carlos González Calderón y Oriol Ferran i Riera.
Antes de hablar de ellas, aquí dejo la definición de Software libre. Wikipedia explica que es el software que respeta la libertad de todas las personas usuarias que adquirieron el producto y, por tanto, una vez obtenido el mismo puede ser usado, copiado, estudiado, modificado y redistribuido libremente de varias formas.
La denominación “libre” viene del inglés “free”, que a menudo se confunde con “gratuito”. Sin embargo, como bien dice la Free Software Foundation, esto se refiere a la libertad de para ejecutar, copiar, distribuir y estudiar el mismo, e incluso modificarlo y distribuirlo modificado. Es verdad que este tipo de software a menudo es gratis, pero también podemos adquirirlo previo pago.
Para muchas personas utilizar software libre es algo militante, porque se ve como una herramienta de transformación social, ya que permite nuevos paradigmas más humanos basados en “compartir”, no en “competir”. Para que nos entendamos. Entre los programas de software libre más conocidos y que posiblemente ya utilizas está el navegador Mozilla Firefox, el programa de peer to peer (P2P) Ares, el programa de compresión de archivos 7-Zip o la plataforma de blogs WordPress.
Volviendo al tema, este tipo de software tiene varias ventajas que las administraciones públicas deberían tomar en cuenta (al menos las 10 enlistadas en el artículo que les comenté al inicio). La primera es que los datos personales son confidenciales, algo a destacar cuando se trabaja con datos sensibles de la ciudadanía. El software libre garantiza la perdurabilidad de las aplicaciones, ya que ofrece transparencia sobre el funcionamiento de los programas.
Fomenta la innovación tecnológica. Las comunidades de software libre son espacios de aprendizaje y difusión del conocimiento, por lo que, como se explica en el post de El Salmón contracorriente, estimulan que cualquier administración, empresa, institución u organismo pueda beneficiarse de los avances y las innovaciones introducidas.
Los estándares abiertos permiten poder trabajar con distintos sistemas, y esto facilita a la Administración implementar servicios electrónicos y asegurar la accesibilidad de la ciudadanía. Además, el software libre permite la soberanía tecnológica, ya que no depende de los grandes fabricantes de software. También evita los perjuicios de la propiedad intelectual en el software, como se explica en el artículo de Carlos González Calderón y Oriol Ferran i Riera “la gestión de los derechos de autor con la filosofía del software libre muestra que es posible una defensa legítima de estos derechos sin caer en el dañino sistema de patentes que impera en Estados Unidos y que favorece los oligopolios del sector”.
Los servicios de mantenimiento en el software libre no tienen por qué ser prestados exclusivamente por una única empresa, sino que la prestación técnica puede diversificarse entre más personas expertas. También es más estable, técnicamente hablando, ya que el poder analizar el código fuente de forma pública permite optimizarlo.
Para concluir, el mismo hecho de que se pueda copiar y mejorar con libertad (de ahí su nombre “libre” como explicamos antes), permite que se adapte lingüísticamente a las características de un lugar determinado, respetando su diversidad cultural.
El software libre es una oportunidad no solo para las instituciones públicas, sino también para las organizaciones sociales, las empresas y por supuesto, para todas las personas. ¿Se animan a utilizarlo?
*La autora es Comunicadora Audiovisual y Digital con Enfoque de Derechos Humanos
Fuente: Diario Metro