El Auditorio “Carlos Martínez Rivas” fue el escenario del solemne acto de otorgamiento del título de Doctor Honoris Causa en Educación de la UNAN-Managua a los hermanos Carlos y Luis Enrique Mejía Godoy; el evento estuvo presidido por nuestras máximas autoridades, encabezadas por la Rectora, MSc. Ramona Rodríguez Pérez y contó con la presencia de reconocidos músicos, escritores, embajadores y promotores culturales, además de gran parte de la comunidad universitaria de la UNAN-Managua.
Previo a la imposición de medalla y entrega del título, máxima distinción otorgada por la UNAN-Managua, nuestra Rectora, leyó una reseña biográfica de ambos artistas y destacó sus logros y reconocimientos obtenidos en más de 40 años de carrera artística, en los que han contribuido a la educación y cultura popular, así como al fortalecimiento de la identidad nacional. “Son orgullo de Nicaragua, de su pueblo. A partir de hoy son miembros de nuestra comunidad académica y científica, con cuya incorporación la UNAN-Managua se fortalece para continuar asumiendo la mejora continua, necesaria para asegurar la calidad de la educación que todos aspiramos”.
La Maestra Rodríguez Pérez indicó que los procesos de internacionalización permiten dar a conocer el quehacer académico y científico de nuestra alma mater, pero también para difundir en espacios internacionales nuestra cultura en sus diversas expresiones y “estamos seguros que contaremos con el apoyo incondicional de nuestros nuevos Doctores Honoris Causa. Ustedes son ejemplo de compromiso, solidaridad y nacionalismo nicaragüense”, afirmó la Rectora.
Por su parte, el Secretario General, Dr.Luis Alfredo Lobato Blanco, leyó la resolución del Consejo Universitario aprobada el 17 de noviembre pasado, la que justifica la entrega de este reconocimiento “por su aporte al desarrollo de la cultura y el arte nicaragüense y porque su trabajo, trasladado a las diversas expresiones artísticas, ha permitido a docentes y estudiantes de los distintos niveles educativos y al pueblo en general, conocer y apreciar la importancia del testimonio artístico, y particularmente para la juventud de diversas generaciones”.
“Los hermanos Mejía Godoy desde su posición de músicos, compositores, investigadores, poetas, escritores y cantautores, han promovido en todos los ámbitos nacionales e internacionales la cultura nicaragüense con composiciones de fama universal como la Misa campesina nicaragüense, formando una base sólida para el desarrollo de la cultura popular, constituyéndose en amplios divulgadores de la música regional nicaragüense, popularizando y promoviendo la identidad nacional, local y regional”. Es por ello que la UNAN-Managua reconoce con su máximo galardón a estos cantautores nicaragüenses que han dedicado más de cuatro décadas a la música.
Carlos Arturo Mejía Godoy
Es considerado uno de los principales representantes de la canción testimonial o nueva canción nicaragüense; desde joven se relacionó con músicos y artistas nacionales, entre ellos Erwin Krüger, Tino López Guerra, Otto de la Rocha, Carlos Adán Berrios, José Robleto, Pepe y Carlos Ramírez, Orlando Flores Ponce y Rafael Gastón Pérez. Ha conjugado en su carrera diversas facetas artísticas como la literatura, la danza y la pintura, además de la música, incluso colaboró como locutor de radio, actor, productor y libretista; fue diputado y candidato a vicepresidente de la nación y en sus inicios se dedicó a recoger y dar a conocer viejas canciones campesinas.
Creador de Corporito, personaje radial de tipo satírico que parodiaba situaciones políticas y sociales cambiando letras de canciones conocidas. Fundó, junto a Humberto Quintanilla, Milcíades Poveda Herrera, Enrique Duarte, Silvio Linarte y Pablo Martínez Téllez, el “Taller de Sonido Popular”. Como integrante de la Brigada de Salvación del Canto Nicaragüense, una iniciativa en la que participó Wilmor López, procuró el rescate de muchas piezas folclóricas nicaragüenses. Su primer disco sencillo se editó en 1973 con el título Cantos de flor de pueblo y estaba basado en el terremoto de Managua del año anterior. Con “Quincho Barrilete”, ganó el Festival de la OTI en 1977 interpretado por Eduardo “Guayo” González. Por el disco “El son nuestro de cada día” le otorgaron tres Discos de Oro en España; “El Credo”, de la Misa Campesina, alcanzó los primeros puestos en las listas de éxitos en la voz de Elsa Baeza. Mientras que “Son tus perjúmenes mujer”, estuvo en la lista de los más exitosos temas de España.
Con el grupo “Los de Palacagüina” realizó una gira internacional recorriendo Europa y América. De la mano del sacerdote alavés Victoriano Arizti, al cual dedican su canción “La viejecita de Mozambique”, recala una amplia temporada en España donde se hizo de embajador de la lucha de Nicaragua por su libertad, dando a conocer y extendiendo las canciones populares nicaragüenses. Luego del triunfo de la revolución participó activamente en la política de Nicaragua, como diputado y responsable de la política cultural. En palabras de Sergio Ramírez Mercado: “En el período de lucha y en el de gobierno, Carlos fue el dinamizador cultural de la Nicaragua rojinegra, con una aportación importantísima que sumada a otros músicos e intelectuales lograron un movimiento cultural sin parangón en la historia del país centroamericano”.
En los años 90 Carlos Mejía Godoy regresa a la radio y la televisión promoviendo la cultura popular, con El Clan de la picardía, transmitido por Canal 2, con el que recibió el premio La Ceiba de Oro. En 1992 presenta, en en el Teatro Nacional Rubén Darío de Managua, su obra musical “Cantos de Cifar”, inspirada en los poemas de Pablo Antonio Cuadra. En el año 2007, producido por la Fundación Autor de SGAE, graba un disco como homenaje a sus 30 años de trabajo, en este disco participan, entre otros, Joan Manuel Serrat, Ana Belén, Paloma San Basilio, José Luís Perales, Elsa Baeza, y el Grupo “Consorcio”. Carlos ha musicalizado algunos poemas como: Los Cantos de Cifar de Pablo Antonio Cuadra, El Paraíso Recobrado de Carlos Martínez Rivas, Oración de Marilyn Monroe de Ernesto Cardenal y Letanías a Catarrán de Guillermo Rothschuh Tablada. Escribió su libro Y el verbo se hizo canto, en el que destaca la historia de algunas de sus canciones.
Desde 1970 ganó en Costa Rica, el Primer Lugar de la Canción Centroamericana, en Panamá el Segundo Lugar de la Canción Centroamericana en 1973; Premio al Mejor Grupo de España; Premio al Mejor Compositor más destacado de España, 1978; Premio Bravo de la Iglesia Católica Española a la obra Misa Campesina Nicaragüense, 1979; Orden independencia Cultural Rubén Darío en 1989. En 2016 la Academia Latina de la Grabación le otorgó el Premio del Consejo Directivo (Grammy) al cantautor nicaragüense Carlos Mejía Godoy, galardón que recibió de manos de su sobrino, el salsero Luis Enrique.
Originalidad, creatividad y picardía
Carlos Mejía masificó la canción popular, dando a conocer el testimonio de muchos personajes y haciendo saber, por medio de la música, la historia de su pueblo. La creatividad y picardía del nicaragüense que vive “Del infierno media arriba donde había un poste de luz”, está presente en sus cantos. Persisten sus ideas, de insatisfacción popular, ansia de rebelión y respeto al entorno natural, elogiando el actuar guerrillero, la muerte heroica, protestando contra la miseria cotidiana de su pueblo y viendo la lucha como deber.
Mejía Godoy plasma los problemas cotidianos e incluso la forma de hablar se hacen popular entre la población, cuando llama por sobrenombres al cuerpoeleón, caremula o a Venancio Sarampión; cuando le cortaron el gaznate a Chinto Jiñocuago o al referirse a la gastronomía nacional con el marañón, la piñuela, el pinol y la pitahaya. La creatividad del nica es evidente en Clodomiro comocachimber boy de la farmacia de Cleto Urroz, mientras Panchito escombros tiene un rifi-rafa con un tipo chafa. La mujer hace caer redondo de calentura por su cariño, pero también esa mujer puede ser audaz y pintoresca para poder subsistir en un mundo machista, como La Tula Cuecho. No puede faltar el sentimiento de nostalgia o el llanto cuajado de melancolía, expresado en la cabanga que provoca el olor a fritanga y el mondongo colosal de Managua.
Carlos aspira a un mundo mejor, más justo; es por ello que elogia al Quincho pobre, héroe, campeón, llama al guerrillero a seguir adelante sin ponerse chispón a ser tayacanes de su pueblo. Busca rescatar la cultura, valores, tradiciones y lenguaje popular para transmitir el legado de nuestra historia e identidad nicaragüense a las futuras generaciones.
Luis Enrique Mejía Godoy, músico, escritor y actor
En más de 40 años de vida artística, Luis Enrique ha grabado 23 discos, los que se han editado en países de América, Europa y Asia, algunos de ellos junto a su hermano Carlos; ha musicalizado la poesía de reconocidos poetas nicaragüenses. Integró la Asociación Sandinista de Trabajadores de la Cultura durante la Cruzada Nacional de Alfabetización; es miembro fundador de la “Asociación de Cantautores Nicaragüenses” (ASCAN-VOLCANTO), Sociedad de compositores y autores de Nicaragua y de la Asociación de Compositores de Costa Rica, donde conformó el Movimiento de la Nueva Canción Costarricense. Junto a sus hermanos Carlos, Francisco (“Chico”) y otros amigos, fundó el primer café concierto de Nicaragua “La Buena Nota”, importante centro de la música nicaragüense hasta fin de los 90. Trabajó en el Departamento de Música del Ministerio de Cultura de Nicaragua y es miembro de la Red de Escritores por la Tierra. Con la Fundación Mejía Godoy y la Casa de los Mejía Godoy, se realizan conciertos, grabaciones, programas de salud y antidroga, lucha contra el SIDA, actividades artísticas y de promoción cultural y turística. Desde la Empresa Nicaragüense de Grabaciones Culturales (ENIGRAC) produjo más de 100 discos de canción popular en los años 80.
Ha compartido el escenario con destacados cantautores nacionales y grupos internacionales; su música ha sido utilizada en numerosos documentales de cine, televisión, eventos de carácter social e incursionó como actor en el largometraje del director chileno Miguel Littin, Sandino, en 1989. Con su libro Relincho en la sangre, publicado por la editorial ANAMA, homenajea a su familia, su pueblo y su identidad.
Expresa su ideología a favor del pueblo, como él mismo afirma, su “primera militancia fue en el Partido Comunista de Costa Rica, donde adquirió compromiso político con el mundo”. Luego fue demostrando su fervor por cantarle a los oprimidos, fundando e integrando los grupos Mancotal, Tayacán en Costa Rica y La Banda Tepehuani, de El Salvador. Junto a Carlos produjo el programa televisivo La Tapisca y uno radial llamado La Guitarra Armada, en los que recogen el folclore nicaragüense.
Su arduo trabajo cultural y artístico le han generado numerosos reconocimientos de Organizaciones e Instituciones del Arte y la Cultura, Universidades y Alcaldías de Nicaragua, Centroamérica y Estados Unidos por su aporte al desarrollo de la cultura nicaragüense, destacan la Orden de la Independencia Cultural Rubén Darío, Medalla a la Excelencia por sus 30 años de vida artística, por parte del Teatro Nacional Rubén Darío y el Ministerio de Cultura; reconocimiento de la Alcaldía de Washington por haber contribuido con la hermandad latinoamericana; incluso en el año 2016 obtuvo el premio al mejor poema dedicado a Rubén Darío en el aniversario de los 150 años del nacimiento de nuestro gran poeta, con su poema “Soy un árbol”, lo escribió pensando la obra “Lo fatal”, de Darío, reflexivo y largo, trata de la humanidad, del hombre frente a la naturaleza e incluso incluyó un epígrafe de este escrito.
Sensibilidad por los temas sociales
Como poeta, Luis Enrique Mejía Godoy ha escrito sobre familia, problemas sociales, política, identidad, raíces, amor, hijos y la búsqueda de sí mismo; “Luis Enrique recoge y expresa manifestaciones sustanciales de la identidad nicaragüense, “en su ser, hacer y decir, transformadas en canciones en las que se refleja el alma de nuestro pueblo, pero también sus ilusiones y desilusiones, esperanzas y desencantos. Sus canciones recorren el pentagrama de la sensibilidad nicaragüense y despiertan cada una de ellas sentimientos de lucha y solidaridad, los que surgen, tanto en la búsqueda de la libertad y la dignidad nacional, como en el acontecer cotidiano en los que afloran los sentimientos en diferentes circunstancias. Luis Enrique entrega a Nicaragua el ejemplo de los caminos construidos y el reto de seguir construyendo nuevos senderos, por donde transiten la libertad y la dignidad, la sensibilidad y el compromiso”, indicaría en 2014 el Dr. Alejandro Serrano Caldera, ex Rector de la UNAN-Managua.
El amor por su pueblo, su sensibilidad y humanismo se evidencia en las canciones a su pueblo sencillo y humilde del que salió y al que un día volverá; que va desde su querido Somoto pasando por Estelí, Wiwilí, por donde anduvo el General, el desaparecido Lobo Jack, el mercado Oriental o Tiscapa en Managua. Este pueblo es poeta, “nacido entre fusil y cantar que de tanto haber sufrido tiene mucho que enseñar”. En él, la mujer tiene dignidad porque es Mujer de carne y hueso, interpretada magistralmente por Norma Helena Gadea; la Venancia es “arrecha” y su sonrisa es “bandera en nuestra lucha”, mientras la Pobre María, que se vino a Managua en busca de una vida mejor para sus hijos, “pa salir de pobre”.
Los hermanos Mejía Godoy y la educación nicaragüense
Los Mejía Godoy han sido nombrados Embajadores Culturales Permanentes de la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) y han recibido título de Doctor Honoris Causa por la Universidad Nacional Agraria (UNA) y la Universidad Central de Nicaragua (UCN); la Orden de la Independencia Cultural Rubén Darío (Grado Gran Comendador), de parte de la Presidencia de la República. Junto a Alexis Argüello y Norma Helena Gadea, recibieron el título de Campeones de la Salud de Nicaragua por la Organización Panamericana de la Salud (OPS). En 2003 a los hermanos Mejía Godoy se les dedicó el X Festival de la Canción Universitaria y en 2005 la Academia Nicaragüense de la Lengua reconoció sus aportes del habla popular.
La obra de nuestros homenajeados ha sido un valioso aporte a la formación en valores e identidad nacional de miles de nicaragüenses; sus canciones han sido incorporadas a los Programas de estudio de lengua y literatura del Ministerio de Educación (MINED); su música no puede faltar en actos de celebración del triunfo de la Revolución Sandinista, aniversario de héroes y mártires, fiestas patrias y demás eventos universitarios. Sus programas televisivos y radiales han dado a conocer a nuevos artistas y valiosos aspectos culturales de nuestro país. De igual manera, su evocación al habla popular ha sido estudiada en gran cantidad de libros y trabajos monográficos. Han participado en Jornadas Universitarias en honor a Rubén Darío y a Carlos Martínez Rivas, conciertos en la UNAN-Managua demostrando su apoyo a la lucha por el 6%.
Sobre el Doctorado Honoris causa en Educación
El título recibido lo dedicaron al pueblo nicaragüense, a su familia y en especial a la memoria de sus padres, Don Carlos Mejía Fajardo, músico popular, fabricador artesanal de marimbas y a Doña María Elsa Godoy, maestra de escuela y artesana de pan, “quienes nos forjaron los valores fundamentales de la honradez, el trabajo digno, la solidaridad, el inclaudicable respeto al pensamiento de los demás”. Sus padres, les dieron la oportunidad de conocer y valorar la música en su Somoto natal, donde se entretenían desde niños tocando los instrumentos de percusión que su padre elaboraba. “Desde niños estábamos mamando la teta de la música”, afirma Luis enrique.
“Este reconocimiento de la UNAN-Managua lo recibimos en nombre de todo el pueblo nicaragüense, no me imaginé nunca recibir este homenaje; tenemos que seguir luchando por la educación en Nicaragua, por la cultura y por la identidad”, indicó Luis Enrique Mejía. “Yo quise ser médico pero también me hubiera encantado estudiar bellas artes, me decidí por escribir canciones que la gente ha defendido hasta el día de hoy; cuando escribimos nuestras canciones no pensamos tener este impacto, buscamos la forma de sumarnos a la lucha por la revolución”.
“Tenemos una relación muy estrecha con las universidades, aunque puedo afirmar que no he podido estar en todas y sé que hay dificultades con la promoción de la cultura. Hay mucho que hacer por la educación desde los niveles más bajos y hay que ser más exigente; falta una mística y un espíritu para tener una razón porque luchar, no se puede ser jóvenes sin lucha”. “Es importante leer ha afirmado Luis Enrique, “las primeras canciones de Sandino las escribí porque leí las obras de Gregorio Selser, El Pensamiento vivo de Sandino, La Hora cero de Ernesto Cardenal y poemas de Leonel Rugama”.
Carlos Mejía Godoy recordó las canciones que estrenaron hace muchos años en el Histórico Auditorio Fernando Gordillo Cervantes (Auditorio 12) de nuestra Universidad, destacando La Tumba del Guerrillero, Las Mujeres del Cuá, Compañero César, El Cristo de Palacagüina y muchas más que animaron causas universitarias como la lucha por el 6% constitucional. “De no ser música habría estudiado algo relacionado a la comunicación porque en mi familia hay muchos miembros que se dedican al arte, la oratoria y áreas afines”, dice Carlos.
“Llena de satisfacción saber que influimos en la educación, pero es evidente que en nuestro canto está presente nuestra herencia. Los nuevos profesionales necesitan la ética por sobre todas las cosas, deben luchar por sus sueños, afrontar el reto de crear con entusiasmo y pasión, dominar la técnica no es suficiente. Deben ser sinceros consigo mismos siendo conscientes de las circunstancias que le tocó vivir. Este auditorio lleva el nombre de Carlos Martínez Rivas, con quien compartimos la pasión por el canto y la poesía, hasta nos atrevimos a musicalizar algunos de sus poemas”.
Luis Enrique se va de la UNAN-Managua, un día más viejo (como La María), con las aspiraciones de vivir con el arma y la ley de un nuevo corazón, pero siendo miembro importante de nuestra comunidad universitaria, esta que también es hija del maíz, constructora de surcos y de sueños.
Mientras Carlos seguirá cantándole a su Nicaragua, Nicaragüita, en el hombro su Carabina y su Fal recorriendo Moyogalpa, Telpaneca, Chichigalpa y Palacagüina, tirando el chinchorro de su música desde Solentiname para seguir conquistando a nuestro país. Esta vez, más que nunca, con su alforja cargada del cariño de la comunidad universitaria de la UNAN-Managua.
“Sin cultura, sin arte, sin espíritu cívico nuestro pueblo nunca podrá alcanzar su pleno desarrollo”, hermanos Mejía Godoy
Fuente: UNAN-Managua