Experiencia. Estudiar sin ir a un aula de clase no implica menos responsabilidad. Conozca a qué se enfrentan los alumnos virtuales.
Levantarme a las dos de la mañana para conectarme a la plataforma, hacer tareas los domingos, y reunirme por Skype con personas de toda Europa fueron algunos de los hábitos que adquirí mientras estudiaba mi maestría. Desde ese entonces, ya ha pasado cuatro años y la idea de estudiar por internet resulta cada vez más atractiva en países como el nuestro, donde ya contamos incluso con una Universidad en Línea.
En este artículo comparto 5 lecciones aprendidas sobre estudiar en línea.
1 La primera lección
En el basto internet hay un mundo de opciones: cursos, diplomados, licenciaturas, posgrados y maestrías. Todo depende del grado académico que tenemos actualmente y el que vamos a optar. Por otro lado, es necesario tener en consideración qué especialización seleccionar. Esto se refiere al área en que vamos a dedicarnos. En mi caso tomé como referencias tres elementos: 1. ¿En qué me veía trabajando en 5 años? 2. ¿Qué carreras estaban en auge? 3. ¿Qué tipo de profesionales demanda el mercado global y qué conocimientos previos tengo sobre esa demanda? Y así fue que decidí estudiar una maestría en marketing digital y comercio electrónico.
2 Segunda lección
Cuando tomamos la decisión sobre en qué nos interesa especializarnos, el siguiente paso es seleccionar en qué universidad o bajo cuál institución certificarnos. En este apartado tenemos tarea. En mi caso, basé mi decisión en tres criterios: 1 el pénsum o los contenidos que incluía el programa. 2. Profesores y egresados. 3. Prestigio de la universidad.
3 Tercera Lección
Después de que seleccioné a mis últimas finalistas, tenía que dar el siguiente paso: analizar la filosofía del asunto, o como decimos en buen nica, cuánto iba a “costarme la broma”. Tener un presupuesto definido es clave antes de plantearnos un proyecto de esta naturaleza. Por eso antes de emprender debemos hacer numeritos. Aprendí a siempre preguntar por descuentos adicionales a los que aplicar, pues quien no pregunta no obtiene respuestas.
4 Cuarta lección
Una vez ya inscrita, superado todo el proceso de matrícula, ya habiendo tomando las primeras lecciones vendría una serie de aprendizajes importantes. El nivel de compromiso del que debemos estar claros implica estudiar por internet o cuántas horas tenemos destinadas al estudio. Si algo me quedó más que comprobado es que estudiar “online” no solo es hacer tareas y subirlas a una plataforma, se trata de crearnos un nuevo sistema de autoestudio continuo, donde nadie nos supervisa. Esto, sumado a trabajar con más de 8 horas de diferencia con otros compañeros, representa un reto.
5 Quinta Lección
A diferencia de muchos estudiantes que requieren de clases presenciales para interactuar cara a cara con el profesor, la relación remota docente-alumna en mi caso no fue mayor problema. Siempre tuve a disposición un coordinador del programa que, junto al docente, facilitaba el seguimiento a las clases.
Se cree que los programas virtuales no cuentan con un sistema que los acreditada para otorgar títulos, o bien que los títulos son menos “válidos” o más “fáciles de obtener” que en los programas presenciales. No obstante, toda certificación en línea debe estar respaldada por una institución que la avale. En mi caso opté por cursar una maestría que surge de una universidad, recomiendo hacer una investigación detallada en este sentido.
Según datos revelados por eLearning Industry en el 2011, la inversión para educación en línea fue mayor a 35 millones de dólares. En el 2017 con plena participación de muchos más usuarios en internet y la disrupción de plataformas como Open english, Next U, doingGlobal, entre otras, estudiar online se vuelve una apuesta segura y necesaria.
Fuente: El Nuevo Diario