Después de una primera prueba en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), donde llegó hasta el quinto año de la carrera de Ingeniería Industrial, en la que asegura no tenía claros sus objetivos de vida, Rubén Gómez decidió darse una nueva oportunidad académica. Para su sorpresa, hoy recibirá por tercera ocasión el Premio Rubén Darío a la excelencia académica que otorga el Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA), que premia a los 20 mejores alumnos de la región y República Dominicana.
Rubén Gómez recibirá hoy, por tercera ocasión, el premio Rubén Darío a la excelencia académica junto a los otros 19 mejores estudiantes de la región
El año pasado, Gómez, ahora de 30 años, fue por cuarta ocasión el mejor alumno de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua) tras culminar con el promedio perfecto la carrera de Banca y Finanzas que cursó en la Facultad Regional Multidisciplinaria de Estelí (Farem).
“Yo fui cuatro años seguidos el mejor alumno de la UNAN, pero esta es la tercera vez que me dan el premio Rubén Darío. En el primer año a mí no me lo dieron porque había que cumplir ciertos requisitos, y uno es que aparte de ser el mejor alumno de la UNAN, tenés que tener el tercer año terminado, y en el 2013 yo estaba cursando tercer año, no lo había terminado”, cuenta el joven.
En esta ocasión, el evento se realizará en República Dominicana, donde también serán reconocidos otros tres estudiantes nicaragüenses procedentes de la Universidad Nacional Agraria (UNA), la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-León) y la UNI.
Tarea difícil
Esta es la tercera vez que Gómez logra el premio con un promedio académico de 100 puntos. Un trabajo difícil, pero no imposible argumenta.
“Es difícil sacar un promedio de 100, porque el error tiene que ser mínimo. Igual no es imposible, todo está en no quedarse con dudas. Uno siempre tiene que preguntarle a los profesores, ser autodidacta, estudiar por su propia cuenta. Lo que ayuda a que uno llegue a un promedio de 100 definitivamente es la solidaridad, ayudar a tus compañeros de clase, cuando tengan dudas en la materia, siempre que uno sepa, es bueno. Cuando uno es solidario, explica un tema de alguna manera, fortalece los conocimientos que ya tiene”, comenta Gómez.
Otro de los retos fue combinar la vida universitaria con el trabajo. Desde 2012 trabajó y estudió. Y desde 2013 formó parte del equipo de alumnos ayudantes de la UNAN en el área de contabilidad.
“Trabajaba todo el día y mi carrera era en la noche. Entonces yo trabaja de 8 a.m. a 5:30 p.m. y a las 5:45 iba a clase. Llegaba a la casa como a las 10 y agarraba un cuaderno, y si no le entendía a algo no me lo despegaba”, relata.
Incluso, reconoce que alguna vez puso en riesgo su salud debido al cansancio que llegó a sentir, y en otras, por problemas económicos muchas veces debió estudiar con el estómago vacío. Pero “nunca perdí el entusiasmo por aprender”.
Oportunidad
Desde enero de este año, Rubén Gómez es uno de los seis egresados universitarios que forman parte del programa de Formación Gerencial del Banpro como reconocimiento a su rendimiento académico.
Fuente: Diario Metro