Víctor Ruiz. En esta entrevista, el escritor y profesor de literatura española en la UNAN-Managua comenta algunos puntos de la relación entre imagen y escritura en la poesía de Darío.
Rubén Darío utilizó imágenes al modo de los pintores para captar el instante, lo sensual y emotivo. Este es uno de los aspectos más contemporáneos de los poemas de Darío, si tomamos en cuenta el uso de la imagen en la sociedad actual como forma privilegiada de comunicación. Sin embargo, la poesía y la pintura proponen imágenes con significados particulares que implican la necesidad de una mirada más concentrada y aguda. Ruiz comenta algunos aspectos pictóricos de la poesía de Darío.
¿Existe una relación entre la poesía de Rubén Darío y la pintura?
Y no solo entre la poesía y la pintura, Darío en su afán de crear una poética autónoma o esteticista, utilizó como forma de inspiración también la música. Pero en relación a la pregunta, sí encontramos en la poesía de Darío una influencia pictórica, se ha repetido hasta la saciedad el valor auditivo en la poesía de Darío, pero se olvida que la poesía también son imágenes, en este sentido, la poesía del autor de Azul… está cargada de imágenes, es esencialmente plástica, basta con que tomemos un solo poema, un poema que por cierto está pensado como una “sinfonía”, pero en gris, es decir, una música que no solo se escucha, sino también que se visualiza, me refiero a “Sinfonía en gris mayor”, en este poema Darío no está pensando en ningún pintor, está más bien pensándose como un pintor, un pintor que pinta con palabras “Ut pictura poesis”, diría Horacio, no es difícil imaginar y ver al mismo tiempo en este poema al “mar como un vasto cristal azogado” que “refleja una lámina de zinc” a las “lejanas bandadas de pájaros” que manchan el horizonte, y si nos detenemos a observar o leer muy bien el poema nos daremos cuenta que las primeras estrofas son una especie de presentación pictórica de la atmósfera que rodea al personaje poético: ese marinero viejo que fue un lobo de mar y que recuerda con nostalgia en el tedio caluroso del trópico cuando fue un marinero joven y viajó por lugares exóticos. Cuando yo leo este poema no es difícil imaginarme a Darío como un poeta-pintor impresionista, este poema no solo demuestra la riqueza musical de Darío, también nos presenta a un poeta en íntima relación con todas las artes (algo que desafortunadamente hoy en día no sucede), sobre todo con la música y la pintura.
Otro poema en el que Darío refleja la influencia de la pintura es un maravilloso poema en prosa que está en Azul…, se llama “El buscador de cuadros”, ya con el título nos deja saber que el poema trata de un pintor en busca de un motivo, motivo que muchas veces para los pintores impresionistas terminaba siendo un color, un rayo de luz, o la confluencias de estos. Este cuadro guarda una relación asombrosa con una pintura de Renoir que lleva por título “El puente nuevo”. En el poema la perspectiva, es decir, la voz que nos transmite el motivo poético sube una colina para huir de la muchedumbre y así mirar mejor lo que sucede en la calle y atrapar en ese bullicio una impresión, esta impresión se revela en el rostro de una mujer que repentinamente vuelve la vista y queda congelada por la palabra-pincel del poeta. En el cuadro de Renoir toda la escena está contada desde la altura, vemos en el cuadro: el puente, la muchedumbre, los colores, el cielo azul con las nubes, el río, la impresión está en captar ese movimiento, ese bullicio que se revela en la calle, lo mismo que en el poema de Darío.
¿Qué tienen en común la poesía y la pintura?
Considero que la relación entre poesía y pintura radica en la capacidad que tienen ambas expresiones de comunicar algo sin la necesidad de explicarlo. El pintor sugiere a partir de los colores, de la luz, del ambiente, etc. De la misma manera el poeta lo hace por medio de símbolos. De alguna manera opera tanto en la poesía como en la pintura un ejercicio de traducción, algo así como lo que buscaba Baudelaire en “Correspondencias”, tanto el poeta como el pintor, por medio de símbolos, que son colores o palabras se apropian de una realidad que solamente puede ser comunicada a partir del cuadro o el poema. Darío fue muy consciente de esto, muchos de sus poemas carecen de descripción, son más bien sensaciones y emociones que no pueden ser representadas, solo existen en la imaginación del poeta o del lector:
Tiene azules ojos, es maligna y bella;/ cuando mira, vierte viva luz extraña;/se asoma a sus húmedas pupilas de estrella/ el alma del rubio cristal de Champaña.
Lo que me hace pensar este poema como un ejercicio pictórico es la forma en la que Darío arroja luz sobre los ojos de los lectores, es decir, no somos nosotros los que iluminamos la escena, esta ya está iluminada a partir de las palabras “azules ojos”, “vierte viva luz extraña”, “pupilas de estrella”, “rubio cristal”. Hablando en términos pictóricos esto es lo que se refiere a la perspectiva. La luz sale del poema-cuadro e impacta en los ojos del lector-espectador y capta la escena, el ambiente, el significado del poema-pintura.
¿Cuáles son los estilos de pinturas que influencian algunos de sus poemas?
El estilo pictórico que más influyó en Darío, sobre todo en la poesía que va de Azul… a Prosas Profanas, es el impresionismo. En estos poemas sobresale una visión poética que se asienta sobre la sensación más que en la descripción minuciosa y racional. De igual manera el uso de palabras que aluden a la luz y al color. Ya te había mencionado un ejemplo: “Sinfonía en gris mayor”. Este poema no es una narración, es más bien la expresión de un estado anímico, eso que los románticos llamaron el spleen. Todo el poema está rodeado de melancolía y angustia, solo observemos el uso de las palabras que aluden a colores grises para evocar la sensación de tedio.
¿Cuáles son algunos de los temas recurrentes de sus escritos que tiene relación con la pintura?
El erotismo y la sensualidad son algunos de los temas en los que Darío hace uso de la pintura. Recuerdo por ejemplo el poema “De invierno”:
En invernales horas, mirad a Carolina. /Medio apelotonada, descansa en el sillón,/ envuelta con su abrigo de marta cibelina/ y no lejos del fuego que brilla en el salón .
El fino angora blanco junto a ella se reclina, /rozando con su pico la falda de Aleçón,/ no lejos de las jarras de porcelana china/ que medio oculta un biombo de seda del Japón.
Con sus sutiles filtros la invade un dulce sueño;/ entro, sin hacer ruido; dejo mi abrigo gris;/ voy a besar su rostro rosado y halagüeño.
como una rosa roja que fuera flor de lis; /abre los ojos; mírame con su mirar risueño/ y en tanto cae la nieve del cielo de París.
Si vemos o, mejor dicho, leemos bien lo que se nos describe aquí, es una pintura. Las dos primeras estrofas construyen la imagen de una mujer tirada en un sillón lujoso rodeada de objetos exóticos y sensuales: abrigo de marta cibelina, el fino gato angora, porcelana china, seda del Japón.
¿Por qué esos temas fueron abordados con ese estilo?
Quizá porque en el erotismo y la sensualidad se busca más bien la impresión fugaz, la sensación, la emoción del instante. Es precisamente lo que buscaban los impresionistas con su estilo. En el poema anterior yo me imagino una escena erótica, no se representa pero se sobreentiende: es invierno y hay frío, el fuego ilumina el salón con una luz caliente, la mujer está echada sobre el sillón rodeada de objetos que al mismo tiempo son símbolos de la sensualidad, el gato por ejemplo, luego la entrada del amante que se aproxima a Carolina y la ve “como una rosa roja que fuera flor de lis”, ¿hay algo más sensual que una rosa roja? ¿No es acaso la rosa roja el símbolo que utilizan los amantes para representar el pacto de su pasión? Como vemos el poeta no explica, sugiere.
¿Qué otros poetas contemporáneos utilizan este recurso literario?
Aquí en Nicaragua me vienen nombres como Carlos Martínez Rivas, Iván Uriarte, Guillermo Rothschuh Tablada, Santiago Molina y Missael Duarte. Todos estos poetas hicieron uso de la pintura para construir una poesía cargada de sugerencias y evocaciones.
Fuente: El Nuevo Diario