La robótica educativa es un nuevo recurso didáctico que permite potenciar las habilidades, destrezas de los estudiantes y desarrollar estrategias para la resolución de problemas.
Diego Montalván es un niño de once años de edad a quien le fascina la electrónica. Él fue uno de los 15 estudiantes que aprendieron a hacer robot durante dos semanas.
Para Diego, el aprender a realizar un robot fue algo novedoso y sorprendente. “En el curso aprendí a programar y armar un robot desde el inicio, soy bastante descuidado y por esa razón se me dañó varias veces, pero al final logré terminarlo y lo especial que tiene mi robot es que lo hice yo mismo”, relató Montalván, quien cursa quinto grado.
Liliam Pacheco, de 12 años, y Martín Porta, de 15, asistieron junto con Diego al mismo curso. “Creíamos que sería difícil”, admitió Pacheco, “pero fue todo lo contrario”.
La robótica educativa es un nuevo recurso didáctico que permite potenciar las habilidades, destrezas de los estudiantes y desarrollar estrategias para la resolución de problemas. También los hace más creativos.
“Con la robótica educativa los chicos potencian sus habilidades de resolución de problemas mediante los razonamientos lógicos y analíticos”, explicó Álvaro Porta, director del Colegio Nórdico, donde se realizó el curso.
Gracias a la robótica los estudiantes por su propia cuenta pueden conocen cómo es el funcionamiento de un aparato electrónico. “Los niños por naturaleza son personas curiosas y nosotros estamos tratando de aprovechar esa curiosidad para mostrarles otras habilidades, y sobre todo que al crear un robot, ellos pasan de aprender escuchando a hacerlo creando”, reconoció Porta.
La robótica educativa es un sistema interdisciplinario que permite abarcar diferentes asignaturas, entre ellas física, matemática y ciencias. “Se pretende que los estudiantes utilicen la tecnología como un factor de motivación, porque a partir del interés ellos podrán construir su propio conocimiento”, agregó Porta.
Dar vida a un robot
El curso de robótica consistió en fabricar un robot desde cero, creando ellos mismos las piezas que utilizarían para diseñarlo.
Al poder realizar un robot, “los niños aprenden a apreciar la pasión por el aprendizaje, los desafíos, porque una pregunta es ¿cómo iniciarán su robot y cómo hará para vencer sus miedos?”, expresó Sergio Meléndez, profesor de matemática y física del Colegio Nórdico.
Para llevar a cabo el proyecto los estudiantes utilizaron la impresora 3D que ellos mismo fabricaron; gracias a ella dieron vida a las piezas que necesitarían para armar su robot.
“La impresora de 3D derrite el plástico y va construyendo la pieza que se ha hecho en el ordenador, que va desde el cover de un teléfono hasta la tapa de un lapicero”, ejemplificó Meléndez.
Según el docente, una de sus misiones es preparar a los estudiantes para que se puedan desempeñar en esta sociedad cada vez más tecnológica.
Con la robótica los estudiantes también aprenden el valor de la concentración, la perseverancia y la autonomía.
Es por eso que el Colegio Nórdico destina un curso exclusivo de verano en el que los estudiantes de sexto a duodécimo grado pueden inscribirse. Este es impartido por el docente Neville Cross, quien enseña a programar el robot desde la computadora y luego a construirlo de manera autónoma.
En estos cursos además de potenciar su aprendizaje, los niños se divierten y aprenden a trabajar en equipo. Entre los beneficios de la robótica se encuentra que los infantes pueden involucrarse activamente en su propio aprendizaje.
Contó el estudiante Martín Porta que su robot “fue bastante simple”. Tenía “una tarjeta madre con luces ledes, esto para hacer un patrón de luces, también tenía dos servomotores, motores para mover las ruedas y sensores de luz, de sonido y de contacto”.
“Prácticamente mi robot era modular, esto quiere decir que podía seguir cualquier indicación, ya sea si deseaba que se guiara por sonido o por luces”, relató.
Fuente: El Nuevo Diario