Las aulas de Keiser University se abrieron para que las personas de bajos ingresos de las comunidades cercanas a la universidad puedan aprender inglés.
Formados en círculo sobre una de las áreas verdes de Keiser University, en San Marcos, Carazo, un grupo de adolescentes practica la lección de inglés que acaban de aprender en el aula de clases. “Can you please share your personal information?”, pide la profesora a una de las jóvenes, indicándole que comparta con el grupo su información personal.
La joven responde en inglés que tiene 16 años, que su madre es una asistente del hogar, su padre un carpintero y su hermana una estudiante. De forma aleatoria, otros estudiantes responden la misma pregunta, y sus respuestas son similares.
Todos pertenecen al programa de inglés comunitario que Keiser University implementó a partir de este año para personas con bajos ingresos económicos que aspiran a mejorar sus conocimientos del idioma inglés.
Uno de los jóvenes es Elías Medrano, de 14 años. “Mi papá es guarda de seguridad aquí en Keiser y mi mamá trabaja en una zona franca”, comenta el joven, a quien sus padres alientan para que asista a clases dominicales. “Me dicen que siga adelante, que no me quede atrás”, explica Medrano.
Su nivel de compromiso es tan alto que cuando su liga de futbol tiene partidos los domingos por la mañana, él prefiere ir a estudiar inglés antes que asistir al juego. “Siempre me propongo venir, y las tareas las hago en tiempo y forma”, sostiene el joven que actualmente cursa tercer año de secundaria y planea estudiar Ingeniería Industrial.
Medrano estudia con un grupo de adolescentes, pero el programa cuenta con 113 estudiantes en edades de 7 a 60 años, explica María Alejandra Mora, directora académica del Centro de Idiomas de Keiser University.
“Tenemos un grupo de niños, de 7 a 13 años, otro grupo de adolescentes de 14 a 16 años, y tres grupos de adultos de 17 años en adelante. Vienen de San Marcos, Jinotepe, La Concha, Catarina, de algunas comunidades de Masaya, hasta de Ticuantepe”, refiere Mora, añadiendo que este programa dio inicio el 21 de enero de este año.
Sobre el programa
Hace poco más de un año, el párroco estadounidense que reside en Keiser University se planteó el proyecto de brindar clases de inglés para la gente de las comunidades cercanas a la universidad, facilitadas por voluntarios del campus, cuenta Mora.
Ante la amplia demanda de las clases, la universidad decidió asumir el proyecto a partir de este año. “Se diseñó el programa, se definieron los objetivos, el alcance, el mismo proceso que seguimos con cualquier otro de nuestros programas”, asegura la directora académica del Centro de Idiomas.
Así se estipuló que el programa sería comunitario, tendría una duración de un año y los seleccionados harían una contribución simbólica de US$10 al mes.
“A los niños se les pide que tengan buenas notas en inglés, todos los niños que están aquí llevan un promedio por arriba de los 80 puntos y varios de ellos son excelencia académica. Además, deben presentar las cartas salariales de sus padres y llenar un formato de información socioeconómica”, explica Mora.
Los adultos deben presentar su carta salarial y un estimado de gastos del mes. “Hay personas que trabajan en zonas francas, como asistentes del hogar, o que no tienen trabajos permanentes. Es gente bien humilde, pero muy esforzada. Hacen el esfuerzo porque ven en el inglés una oportunidad para superarse, y una opción para mejorar sus ingresos familiares y optar a un mejor trabajo”, refiere la directora académica.
Oportunidad para superarse
Esa oportunidad también la vio Mónica Rodríguez, de 37 años, quien aplicó al programa ofrecido por Keiser en cuanto supo que se empezaría a implementar.
“He conocido a muchas personas que han aprendido aquí y sé que esas personas actualmente tienen unos ambientes laborales muy buenos. Eso me anima bastante, saber lo que pueden lograr aprendiendo. Esta es una gran oportunidad y yo realmente quiero aprovecharla”, afirma Rodríguez, quien vive en Jinotepe y trabaja como maestra en una escuela tecnológica y de oficios.
Lo que más le gusta del curso es que la profesora solo habla en inglés, “así que nos vemos forzados a comunicarnos solo en inglés. Así nos corrigen y más aprendemos”, cuenta la maestra. Junto con ella, sus dos hijos de 14 y 16 años, asisten a las clases dominicales de inglés. “Es un gran esfuerzo, pero mi satisfacción es que ellos también aprendan. Mi hija va a entrar a la universidad el próximo año y me interesa que ella ya domine el idioma inglés”, reflexiona.
Exigencia
El programa de inglés comunitario de Keiser está diseñado para que se curse en 3 ciclos de 15 domingos cada uno, explica la directora académica del Centro de Idiomas, María Alejandra Mora.
Las normas, las metodologías y la exigencia es igual a la de cualquier programa de inglés privado que se desarrolla en el campus Keiser, indica Mora, explicando que cuando los estudiantes concluyan el programa, en diciembre, serán capaces de hablar inglés a un nivel preintermedio.
“Pero todo va en dependencia de la entrega y el cumplimiento de los alumnos”, enfatiza Mora.
Esto último es un aspecto que tiene en cuenta Miguel Ernesto Lumbí, de Masatepe, quien a sus 60 años se propuso estudiar inglés. “Para aprender no es necesario tener 15 ni 20 años. Si tengo la oportunidad y la voluntad de aprender lo voy a hacer”, asegura el hombre, de tez oscura y cabello canoso.
“Creo que se me pueden abrir puertas”, finaliza Lumbí, quien trabaja como guarda de seguridad. Acto seguido, se dirige a su pupitre y apunta en su cuaderno la tarea del próximo domingo.
Fuente: El Nuevo Diario