En el país hay pocas bibliotecas y un reducido hábito de lectura, señalan expertos y profesionales de gestión de la información. La Cartografía Digital del Banco Central de Nicaragua (BCN) identifica que de las 89 ciudades estudiadas, 28 no cuentan con bibliotecas municipales. De las 87 bibliotecas contabilizadas a nivel nacional, 10 se encuentran en Managua.
Cada tarde, Nery —de 11 años de edad— y su amigo y compañero de clases Alex —de 12— acuden a una de las diez bibliotecas públicas que hay en la capital, la Biblioteca Pública Alemana Nicaragüense, ubicada en Linda Vista, que cuenta con 17,000 títulos, dos computadoras, conexión a internet y su propia clasificación del material.
Ubicada a un costado del parque de Linda Vista, la biblioteca cuenta con cuatro especialistas, dos voluntarias y la directora. Son pocas las personas que asisten y cada vez son menos. En su mayoría acuden estudiantes de primaria, como Nery y Alex, quienes cursan el sexto grado en un colegio público y en esta ocasión están dibujando un mapamundi para una clase de geografía.
Mientras busca los lápices de colores en su cartuchera el pequeña relata que aunque en su escuela hay una biblioteca, “casi no la abren, solo la mantienen cerrada”.
A nivel nacional existen 87 bibliotecas distribuidas en 61 ciudades, según la Cartografía Digital y el Censo de Edificaciones del Banco Central de Nicaragua (BCN). En las 89 ciudades estudiadas por el BCN, se contabilizan 1,911 escuelas de preescolar, primaria y secundaria.
Del total de ciudades estudiadas, en 28 no hay bibliotecas; estas albergan a 159 escuelas que imparten preescolar, primaria y secundaria.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) establece las condiciones que deben tener las bibliotecas públicas, entre ellas un espacio suficiente y correctamente delimitado para las actividades que se desarrollarán ahí, una correcta señalización y libros en estantes accesibles, equipo electrónico y audiovisual, condiciones de seguridad, personal suficiente y capacitado para apoyar al visitante, y atención en un horario adecuado para que las personas que trabajan o estudian puedan acceder a sus servicios.
La Biblioteca Pública Alemana Nicaragüense cuenta con dos salas: una infantil y una general. También tiene un bibliobus, el que forma parte de las iniciativas de fomento a la lectura fuera de la biblioteca, dirigido a todos los segmentos de edad.
La planificación de visitas de este año está formada por cinco centros penitenciarios y 19 escuelas rurales en las ciudades de Rivas, Chontales, Granada, Chinandega, León y Malpaisillo, Nindirí (Masaya) y Matagalpa.
Además del préstamo de libros, el bibliobus realiza actividades como los títeres cuentacuentos, dramatizaciones y narraciones orales escénicas; ofrecen talleres de creación literaria y promueven la poesía y pintura. En esta iniciativa la biblioteca trabaja con aliados.
En la Biblioteca Pública Alemana Nicaragüense labora desde hace cuatro años Francisco Javier Araica, de 26 años, como responsable de la sala general de esta institución.
Araica es uno de los 18 graduados de la primera generación (2008-2012) de la carrera gestión de la información de la UNAN-Managua, en 2013. Confiesa que eligió esta profesión motivado por su madre, quien también es bibliotecóloga.
“Creía que en esta profesión me iba a desenvolver bien porque yo antes era tímido. Ella también es bibliotecóloga y trabaja desde hace 30 años en bibliotecas”, dijo.
BIBLIOTECA EN EL NORTE
A 300 kilómetros de la capital está ubicada Jalapa, ciudad en la que solo hay una biblioteca municipal a la que pueden acceder las 13 escuelas de preescolar, primaria y secundaria.
En la biblioteca de ese municipio trabaja Neyda Ileana Caballero Cárcamo desde hace treinta años. “Estudié hasta el bachillerato, hasta ahí porque siempre uno se queda por las limitaciones y todo eso, pero ya cuando me capacité, comencé a trabajar aquí, como no necesitaba ser licenciada ni nada por el estilo”, recordó.
Actualmente Neyda se desempeña como auxiliar y es la encargada de la sala infantil de la biblioteca de Jalapa, entre sus actividades está visitar las escuelas y llevarles libros a los estudiantes para fomentar la cultura de la lectura. Esta actividad se coordina con las bibliotecarias escolares y el Ministerio de Educación, generalmente se realizan una o dos veces por mes.
“En la biblioteca, además de las visitas guiadas a los estudiantes, tenemos algo que se llama la Caja Viajera, que consiste en visitar escuelas primarias y centros de desarrollo infantil (CDI) de la ciudad y sus comunidades, les llevamos libros y juguetes educativos a los niños, les contamos cuentos, dejamos los libros en opción libre, ellos escogen lo que quieren leer bajo nuestra supervisión, las bibliotecarias escolares, el Ministerio de Educación y nosotros nos coordinamos para hacer esta actividad una o dos veces por mes ”, explicó.
Los pobladores que visitan la biblioteca de esta ciudad norteña han disminuido visiblemente. Quienes recurren más frecuentemente en busca de conocimiento son los estudiantes universitarios de la localidad, que generalmente indagan en libros de psicología, medicina y agronomía.
“Algunos llegan en búsqueda de libros curiosos, hace poco vinieron unos chavalos a buscar un libro sobre la güija y en otra ocasión nos visitó un joven que buscaba un libro de técnicas para conquistar a una mujer”, comentó entre risas.
La biblioteca de Jalapa no cuenta con acceso a internet y la única computadora es para uso de las bibliotecarias. En los últimos años, se han hecho mejoras tanto en su infraestructura como en los recursos. “Una donación de un organismo estadounidense (ISLA), que consistió en la rehabilitación del segundo piso y la entrega de juguetes educativos, y la Alcaldía Municipal de Jalapa nos dio un mobiliario, una computadora y un televisor”, expuso Caballero.
¿POR QUÉ SON IMPORTANTES?
Las bibliotecas son un sitio para cultivar el pensamiento de la sociedad, explica Rafael Lucio Gil, del Instituto de Educación de la Universidad Centroamericana (Ideuca) y especialista en ciencias de la educación.
“Para mí, el tema de la biblioteca es un indicador esencial que nos dice del nivel cultural y educativo de un país. A veces centramos mucho la fuerza en la escuela nada más y no nos damos cuenta de que hay otra serie de elementos, como las bibliotecas comunales, que son indispensables, me parece muy importante que el tema logre recibir un impulso importante”, confió.
Esta opinión la comparten Francisco Araica y su compañera Ariana Guevara, de 27 años, encargada del bibliobus de la Biblioteca Pública Alemana Nicaragüense.
Al preguntarles sobre los principales retos en su profesión, relataron que es el fomento a la lectura en un contexto donde este hábito es escaso.
“Para encantar a los chavalos y que tengan el hábito de la lectura, hay que empezar por los temas que son cercanos a ellos y no los temas que nos gustan como adultos. No hay en la escuela un tratamiento adecuado en el tema de la lectura”, enfatizó.
En la Biblioteca Pública Alemana Nicaragüense, cuentan con un sistema de clasificación distinto al convencional Cutter Sanborn. El objetivo del sistema alfa numérico de esta biblioteca es facilitar la búsqueda de ejemplares a quienes la visitan. Vanessa Cruz, encargada de la sala infantil, con una trayectoria de diez años, comenta que gracias a esta clasificación a los niños se les hace más fácil encontrar libros.
LIMITANTES
Las bibliotecas enfrentan grandes desafíos, los nuevos descubrimientos requieren que lo expuesto anteriormente en los libros sea actualizado. A esto se le suma el hecho de que muchas aún no están acondicionadas con salas para consulta de publicaciones electrónicas y carecen de una base de datos con documentos especializados sobre algunos temas.
Lucio Gil resalta la oportunidad que representa la tecnología para las bibliotecas y la necesidad de actualizarlas para contribuir de manera más eficaz a la educación.
“No solo es tener bibliotecas, es que respondan de manera más modernizada a lo que la gente quiere y busca. Una biblioteca que solo tiene libros y no tiene un sistema computarizado de control y búsqueda no satisface todas las necesidades. Los chavalos que estudian en la universidad, por ejemplo, van a la biblioteca en su ciudad, no encuentran los libros que buscan y no pueden conectarse con nada porque no hay bases de datos”, insistió.
Por restricciones presupuestarias la Biblioteca Pública Alemana Nicaragüense no tiene más de dos computadoras; actualmente evalúan la posibilidad de adquirir nuevas máquinas.
Por otro lado, la sala infantil de esta biblioteca tiene ejemplares insuficientes, ya que la colección se comparte con el bibliobus.
LOS LIBROS DE TEXTO
El sistema educativo público de Nicaragua cuenta con libros de texto elaborados por autores nacionales. En 2015 se entregaron 1.6 millones para educación primaria y 1.7 millones para secundaria. Los libros de texto constituyen un primer acercamiento con el hábito de la lectura.
“Hay muy buenos (libros de textos), pero cuando uno revisa la calidad con las que están siendo elaborados, los errores ortográficos, de digitación, preparación y diagramación desdicen”, consideró Rafael Lucio Gil.
GRANADA
La biblioteca municipal Manolo Cuadra Vega de Granada, ubicada en el antiguo Convento San Francisco, fue fundada en 1883 por grandes personajes como Anselmo H. Rivas, Rigoberto Cabezas y Enrique Bermúdez, quienes pensaron en tener un lugar donde se le pudiera abrir paso a la lectura.
“Para el año 2016 tuvimos una visita de 17,600 estudiantes, pero somos visitados por todo tipo de personas, que vienen a investigar e informarse a través de los libros. Actualmente contamos con toda una gran bibliografía para enriquecer los conocimientos de todos los visitantes, que desde tempranas horas vienen a investigar”, dijo Jorge Díaz, director de la biblioteca municipal.
“Tenemos unos 15,000 libros en la biblioteca general y unos 8,000 en la infantil, recibimos donaciones constantemente”, reveló.
La Red Nacional de Bibliotecas Públicas dona cada año de 200 a 300 libros a la biblioteca municipal de la Gran Sultana, lo que contribuye al fortalecimiento de la enseñanza de estudiantes, universitarios, docentes, periodistas y personas en general.
BOACO
En los seis municipios del departamento de Boaco hay bibliotecas, pero la de San Lorenzo se encuentra en malas condiciones.
Juan Carlos Obando Solano, quien fundó la biblioteca junto con la cooperante estadounidense Jenean Smith, hizo un llamado a las autoridades del Gobierno, alcaldía, Banco Central y Ministerio de Educación para que apoyen y no permitan que se siga deteriorando el local donde funciona.
La biblioteca de 1,200 libros necesita reparaciones en el sistema eléctrico, puertas, sillas, mesas, los anaqueles están quebrados, entre otros daños.
JUIGALPA
La biblioteca municipal Octavio Gallardo García es visitada cada año por unos 15,000 estudiantes, según su directora Yelba Tablada López.
“Vamos dos veces al año a los barrios a promover la lectura y los juegos tradicionales, sobre todo en época de vacaciones”, manifestó Tablada López.
La biblioteca municipal de Juigalpa también cuenta con un club de lectores, compuesto por 40 jóvenes de cuarto y quinto año de secundaria, quienes se dedican a prestar libros a domicilios.
ESTELÍ
El personal que labora en la biblioteca pública Samuel Meza de Estelí actualmente se encuentra expandiendo los servicios hacia barrios y comarcas. Mensualmente atiende de forma directa a más de 2,000 personas.
También atienden una serie de preescolares del sector público, entre estos los de los barrios Villa Esperanza y La Comuna.
La biblioteca cuenta con alrededor de 15,000 obras de distintas especialidades.
Felix Pedro Flores, director de la biblioteca, dijo estar satisfecho con su trabajo y el equipo que coordina quiere continuar acercando los servicios a la población para llevar el conocimiento y la cultura, fomentando los hábitos de la buena lectura.
Las obras que más son demandadas en la biblioteca son las referidas a las distintas asignaturas que se imparten en cuarto y quinto grado de primaria, en toda la secundaria, centros enseñanza técnica y en menor porcentaje los estudiantes de educación superior, pues en cada universidad —ya sea pública o privada— hay una biblioteca, las más grandes en la Facultad Regional Multidisciplinaria (Farem)-UNAN Managua en Estelí, el recinto regional de la Universidad Nacional de Ingeniería y la Upoli, que son del sector público. Pero hay centros de enseñanza secundaria en Estelí, como el Colegio Nuestra Señora del Rosario (regentado por religiosas), que cuentan con bibliotecas bien estructuradas, incluso con bibliotecarios.
El departamento de Estelí cuenta con seis municipios con bibliotecas públicas. Hay pequeñas iniciativas de bibliotecas públicas en La Trinidad, Pueblo Nuevo y San Juan de Limay, aunque no con las características de las de Estelí y Condega. En San Nicolás no hay.
La vicealcaldesa de Estelí, profesora Melania Peralta, dijo que darán el apoyo incondicional a la biblioteca de ese municipio.
¿BIBLIOTECA VERSUS INTERNET?
Los cíber y el uso gratuito de wifi en los parques de municipios de Rivas son los espacios predilectos que usan los estudiantes para realizar sus investigaciones.
Martha Alicia Castro, encargada de la biblioteca municipal pública de San Jorge, detalló que años atrás atendía entre 120 y 150 usuarios al día y en la actualidad “las visitas se han reducido a 30 debido a que prefieren los cíber y wifi”.
La biblioteca bautizada con el nombre del poeta Rubén Darío fue fundada en 2002.
Entre los ejemplares con los que cuenta la biblioteca se encuentran libros escolares de primaria y secundaria, infantiles, revistas, diccionarios, atlas, enciclopedias, de literatura, universitarios, entre otros.
Según Castro, los que más frecuentan la biblioteca son estudiantes de primaria y secundaria.
Para promover en hábito de la lectura entre los estudiantes, la biblioteca estableció coordinaciones con colegios del municipio de San Jorge.
La ciudad de Rivas también dispone de una histórica biblioteca municipal pública, la cual tiene a disposición de los visitantes 4,553 libros.
La biblioteca conocida como Engracia Chávez funciona en el museo de la ciudad.
Elizabeth Urbina, encargada de la casa de libros, detalló que al mes reciben 150 visitantes.
“También ofrecemos un servicio móvil a16 colegios de diversas comunidades para facilitarles textos de estudios, cuentos y diccionarios“, aseguró Urbina.
La biblioteca opera con un presupuesto anual de C$40,000, provenientes de la municipalidad.
Para promover la lectura, la biblioteca tiene un plan en coordinación con docentes de diversos colegios. De acuerdo con Urbina, el plan consiste en inducir a los alumnos a que acudan a la biblioteca y a la vez llevar libros a las escuelas para fomentar círculos de lectura.
En otros municipios de Rivas como Belén, Buenos Aires, Tola y Potosí no hay bibliotecas.
MASAYA
La biblioteca Andrés Vega Bolaños está adscrita a la alcaldía y es una institución que acoge el Centro de Documentación Histórico para dar atención a alumnos de primaria, secundaria, técnicos, consultores, docentes de primaria y secundaria y universitarios, quienes llegan por libros de todas las materias: química, física, biología, sociología, historia y literatura, pero sobre todo de Rubén Darío.
Según Danilo Mora, historiador y responsables de la biblioteca municipal, este centro está equipado con más de 7,000 libros tanto en español como en inglés y el costo para mantener una biblioteca es alto porque los libros cuestan entre 20 y 30 dólares.
“En todos los municipios de Masaya hay bibliotecas pequeñas, pero hay. Hace poco tuvimos un encuentro con bibliotecarios de esta zona y la experiencia fue amena. Nuestro interés es incentivar a la niñez y adolescencia a que se interesen por la lectura”, explicó Mora.
Fuente: El Nuevo Diario