El pequeño Richard no jugaba con soldados, ni muñecos de palos, ni peluches de felpa. A sus cuatro años, prefería los números. Pensar en las Matemáticas era pensar en la lógica de la realidad. Diez años después que descubrió su pasión, se coronó con la Medalla Bronce en la XXXII Olimpíadas Iberoamericanas de Matemáticas (OIM), celebradas el pasado 20 de septiembre de 2017 en Argentina, poniendo en lo alto a Nicaragua.
Con apenas 16 años, y cursando el undécimo grado en el Centro Educativo Villa Flor, Richard Gonzálezlogró sobresalir entre los mejores estudiantes de 22 países hispanohablantes, resolviendo problemas de álgebra, geometría, combinatoria y teoría de números, destacándose ahora como joven insignia, Orgullo de Mi País.
“Mi preparación inició hace cinco años, cuando ingresé a la Academia Sabatina de Jóvenes Talento, mediante la cual seleccionan a quienes participan en las distintas olimpiadas internacionales”, narra González, quien dijo sentirse satisfecho con los logros obtenidos.
Gana el Bronce en las XXXI OIM
El joven, quien además es apasionado al baloncesto, recuerda que fue cuando era un niño que su papá le inculcó ese amor por los números, cuando apenas tenía 4 años, y le gustaban las tablas al cuadrado y al cubo, el Álgebra de Baldor.
“Mi papá lo considero un buen maestro, con mucha lógica. A él le gustan las Matemáticas, y actualmente es profesor de esta materia en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI, RUPAP). Es como si las Matemáticas vienen en el ADN de uno”, dijo riendo.
El estudiante de secundaria, valoró que las Matemáticas están palpables en la vida real, en las más pequeñas cosas; por ejemplo, se puede medir el crecimiento de la población en base a las Ecuaciones Exponenciales y Logarítmicas.
“Realmente las Matemáticas son un lenguaje universal, y están conectadas con la vida real. En estas olimpíadas nos topamos con muchas cosas que no conocíamos, y tuve la suerte que pude resolver dos problemas de forma perfecta”, resaltó.
Las pruebas le llevaron 8 horas
En este sentido, refirió que no participó en estas XXXII OIM pensando en ser un campeón, porque sabía que se iba a topar con un examen un tanto variable, sino que lo hizo como un gran reto, y para disfrutar de ese don que Dios le dio.
“La prueba consistió en dos exámenes (dos días consecutivos) y cada examen constaba de tres problemas, los cuales tenías cuatro horas y media para resolverlos. El examen estuvo pesado, pero logré enfrentarme a el”, explicó.
“Perseverar es la clave”
Richard recuerda que fue realmente un reto emocionante, sin embargo hubo un momento en que se sintió frustrado, sin embargo explicó que en ese momento “una voz interior le decía que no se rindiera”, y no se dejó derrumbar, y tuvo algo de perseverancia.
“Así han pasado las cosas durante estos cinco años, tengo problemas que no puedo resolver; pero la perseverancia es un punto muy clave, no desesperarse es importante”, aconsejó el ganador bronce.
El joven, quien además le apasionan las lecturas de Física y Filosofía, agradeció al Buen Gobierno Sandinista, que a través del Ministerio de Educación, dispuso del Centro de Convenciones Paebanic y los mejores docentes entrenadores, para que pudieran coronar esta gran victoria.
Fuente: El 19 Digital